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22 Todos daban testimonio de él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían:

—¿No es este el hijo de José?

23 Entonces él les dijo:

—Sin duda, me dirán este refrán: “Médico, sánate a ti mismo. Hemos oído que sucedieron tantas cosas en Capernaúm; haz lo mismo también aquí en tu tierra”.

24 Y añadió:

—De cierto les digo, que ningún profeta es aceptado en su tierra.

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